bienvenido a un mundo sin filtro

Cupido hoy: ¿exagerado o un turista?

¡El amor está en el aire! Y, sin embargo, ningún alma romántica parece respirarlo.

RELATOS

Valentina Duran del Piccolo

2/14/20253 min leer

¡El amor está en el aire! Y, sin embargo, ningún alma romántica parece respirarlo.

Un día en el que tantos celebran el amor, y aun así, el amor en sí parece invisible en estos tiempos modernos. Todos están demasiado ocupados corriendo, haciendo, logrando—olvidando la esencia romántica de un día que fue llevado a través de los siglos por aquellos que tenían demasiado tiempo para soñar con el amor.

Primero, en la época romana, existía el tan esperado festival de Lupercalia: tres días dedicados a celebrar la fertilidad en todos los aspectos de la vida, desde la agricultura hasta el propio amor.

Luego llegaron los años en los que el amor fue prohibido por el frío emperador Claudio II, pero el apasionado sacerdote Valentín desafió sus órdenes, casando en secreto a los guerreros que aún soñaban con el amor. Hasta que fue descubierto—y asesinado—por la ausencia de amor.

Aun así, los años pasaron y las cartas llenas de anhelo y admiración continuaron intercambiándose, llevadas adelante por la tradición.

Hoy en día, el amor se ha condensado en un pequeño cuadrado tecnológico, donde la gente "publica" sobre sus seres queridos con un texto copiado y pegado cuidadosamente o, en el mejor de los casos, con la frase más clásica de los narradores modernos:

Feliz Día de San Valentín <3

Curioso, ¿no? Décadas, siglos pasan, y la gente sigue amando, pero de maneras distintas.

Estos tiempos modernos parecen aún más extraños cuando se trata de encontrar el amor verdadero. Y, sin embargo, aún lo vemos—en almas viejas vestidas con cuerpos jóvenes.

La humanidad se ha enorgullecido desde siempre de su naturaleza romántica, pero sigue confundida con el verdadero significado del amor. Amor—la única cosa que cada corazón y alma anhela, consciente o inconscientemente.

El amor viene en muchas formas.

Existe en la calidez de los lazos familiares, en la pasión compartida entre dos almas en momentos íntimos, en el amor por otra especie—una criatura diminuta o una imponente. Se encuentra en el amor de una madre por su hijo, en la fortaleza inquebrantable de la amistad o en la compañía de uno propio. El amor respira en las historias que contamos, en el arte que nos conmueve.

Y, por encima de todo, el amor se encuentra en la simple empatía entre unos y otros.

Brilla en la amabilidad de una sonrisa, en la silenciosa importancia de un pequeño gesto—un saludo, una mirada, un entendimiento sin palabras.

El tiempo avanza más rápido ahora. La relatividad que antes alargaba los días hasta convertirlos en vidas enteras, hoy los comprime en meros instantes. Y así, la gente ha olvidado el verdadero significado del amor, reduciéndolo a una diminuta jaula donde se difumina, perdiendo toda su profundidad y peso.

Dicen "te amo" con demasiada frecuencia, con demasiada facilidad. El amor debería ser abundante, sí, pero no exagerado hasta el punto de perder su significado, ¿no?

El amor en sí mismo es un enredo caótico de hormonas, emociones dirigidas por un director invisible y mensajeros diminutos dentro de nuestro cerebro llamados neurotransmisores. Sin embargo, no son puerquitos con alas, ni hay un Cupido lanzando. Y aun así, nos hacen sentir.

Pero en este mundo moderno y apresurado, incluso esos pequeños mensajeros parecen ir con prisa. El amor se desdibuja, se diluye—ya no se saborea como en el pasado.

Los humanos deben aprender a amar de nuevo. A amar con profundidad, con calidad, no solo en cantidad.

Esta es una carta de amor abierta—para aquellos que olvidaron que hoy era San Valentín, para quienes están solos y para quienes están acompañados, para los modernos que necesitan una pausa de los tiempos tan rápidos como estos.

Ama con significado.

Aprende a distinguir el calor pasajero del deseo de la infinita profundidad del amor verdadero.

"No hay encanto igual a la ternura del corazón." - Jane Austen

Recuerda, querido lector, amar. No el concepto del amor. No aquello que crees amar.

Sino amar en diminutos y profundos fragmentos—fragmentos que revelan el verdadero juego entre la química y la emoción dentro del alma humana.

El amor es complejo. Y, aun así, es algo que todo ser humano amaría experimentar.

¿Ves? Amor.